lunes, 21 de diciembre de 2009
Realidad.
Tomó la pelota, y mirandola con asco adelantó unos pasos. Se acercó a donde sería una "cancha" y, miró a su oponente con rabia, cabizbajo. Por ella sufría, por ella se enojaba, por ella, muchas veces, explotaba de furia. Ella era la insaciable razón por la que le molestaba que las cosas no fueran cómo queria. La odiaba.Juntó todas sus fuerzas, y tiró la pelota que tenía en sus manos con toda la ira que tenía. Su oponente se quedó tiesa, mirandola. Se asombraba, porque su rival era una perfecta copia, una gota identica a lo que ella era, pero ella era otra cosa. Quiso lastimarla, pero no llego a eso. La bola volvió a sus pies y ella la aferro con ímpetu otra vez más... -Tal vez si le pego con fuerza, puedo cambiarla- Pensó la joven, como ideando un plan de ataque. Asi que aseguro la pelota en sus manos y otra vez, la lanzó con energía intentando pegarle a esa parte de su vida, tratando de cambiar a ese trozo que le hacía doler el pecho. -Eso, necesita, y debe ser cambiado- Pensaba todo los días de su remota vida, -Ya no más- se quejaba. Eso que tanto molestaba a la niña, la muchacha la llamaba realidad. Y así estuvo durante mucho tiempo, durante varias noches, días. Estaciones y momentos de su existencia, pegandole a la realidad con una dura pelota. Descargando su rabia. Odiando que por culpa de ella, muchos de sus sueños y ambiociones, no se pudieran realizar a causa de ella. Siguió así por mucho tiempo, hasta que, meditó, meditó y meditó. Y decidió que podía cambiarla pero no a golpes.